Sabemos que convivir o acompañar a alguien con una enfermedad mental no es fácil. A veces te puedes sentir agotado/a, triste, confundido/a, frustrado/a, culpable o incluso rabioso/a. Y queremos decirte algo muy importante: es completamente normal sentirse así.
Cuando quieres a alguien que no lo está pasando bien, es natural que tú también te sientas afectado/a. Las emociones que estás sintiendo son una forma de mostrar que te importa esa persona. No son un fallo tuyo, ni te hacen débil, ni egoísta. Simplemente estás viviendo una situación compleja, y estás haciendo lo mejor que puedes.
Está bien no poder con todo.
Está bien pedir ayuda para ti también.
Está bien necesitar un descanso.
Cuidar de otro también implica cuidarte a ti mismo/a. Darte espacio para respirar, hablar con alguien de confianza o buscar apoyo psicológico si lo necesitas. Porque para poder acompañar, primero tienes que estar lo mejor posible tú también.
No estás solo/a en esto. Lo que sientes importa.
